Padre Julián, en este momento tan triste para todos, queremos acompañar nuestra congoja recordando su generosa dedicación al servicio de los demás a través de su apostolado. Usted nos dio fe, esperanza y paz interior, su luz fue guía y sabiduría a la vez.
Su obra literaria, científica y musical es un inmenso legado de acercamiento a Cristo pero también un manual de clarividencia, ya que su espiritualidad trasciende la teología y se instituye como una coherencia de vida.
La extraordinaria precisión intelectual con que nos ha transmitido la idiosincrasia del pueblo correntino lo convirtió en un exquisito comunicador de nuestras costumbres. Y es seguro que en el futuro lo extrañaremos más aún de lo que ya lo estamos haciendo. Hasta siempre ¡Neike Chamigo!